No esperemos más a que los políticos la hagan llegar, ellos están ocupados haciendo otras cosas (vaya a saber cuales). Y es tan simple mi idea, que cuando la lea va a pensar que perdió el tiempo leyendo estas líneas, pero déme una oportunidad, prometo sólo quitarle menos de cinco minutos de su tiempo. La solución es empezar de nuevo como sociedad. Y usted pensará ¿Eso era? Sí, pero no es tan simple como parece. Porque es como hacer una pared de ladrillos, si uno está torcido o ausente, hacer toda la pared sería inútil.
¿Entonces cómo empezamos de nuevo? La base de esta nueva sociedad serán los jóvenes. ¡Sí! ¡Esos que están la mayor parte del tiempo con la compu, con el celu, con la pelota, con el skate, con la play, etc.! Pero ellos son la base fundamental, porque son los que luego le transmitirán a las nuevas generaciones los valores con los que se reconstruyó esta sociedad argentina.
¿Y las herramientas cuáles son? El principal ingrediente de mi receta para combatir la inseguridad es el club de barrio. Todos tenemos uno en donde vivimos. Chiquitos, medianos, con poca pintura en el frente, o tal vez todo lo contrario, el club es el motor de mi idea. Porque los jóvenes buscan una identidad, amistades, consejos, y más. En vez de perder el tiempo, van a ganarle al tiempo. Practicar un deporte implica aprender sobre valores, respeto, ayuda mutua. Muchas de esas cosas las pueden encontrar en un club de barrio. No importa si la entidad no brinda ningún beneficio para la sociedad.
Debemos poner manos a la obra y hacerlo nosotros. Si usted tiene más de 35, 40 años, ¿No añora acaso, esos días cuando jugaba con sus amigos en la calle, en el club, en la plaza? Pues ahora no todo está perdido. Pero hay que involucrarse. Dejar de alentar a los chicos que se queden en casa con la tablet y el wifi, porque así es más seguro. Que salgan, vayan al club, se raspen la rodilla, jueguen al voley,rugby, handball, fútbol, que hagan disciplinas como karate, taekwondo, judo. Que aprendan que se puede confiar en su compañero de equipo, que el rival solo lo es durante el tiempo de juego, y luego puede ser su amigo. Que cuando sientan que no pueden con algo, va a haber un adulto para ayudarlo. No los dejemos a la buena de Dios, porque las opciones que existen hoy en día no son las mejores.
Demostrémosle que puede haber otro camino que no sea la esquina, la búsqueda de ocio constante, salir a tomar alcohol hasta no recordar que paso. Argentina, es hora de un cambio. Y la solución la tenemos nosotros. Hay que arremangarse, poner las manos en el barro. Pensar que el futuro es de los chicos, pero también vamos a estar ahí, sufriendo tal vez con sus malas decisiones. Pero podemos revertir eso, dejemos de esperar que otro solucione nuestro problema. El club de barrio puede ser una solución.
Así que si llegó hasta acá, vaya a su club de barrio, inscriba a su hijo en algún deporte. Si no hay ese deporte, vea como puede gestionar que se realice. Si el club al que fue no lo convence, intente con otro. Pero no dejemos caer a nuestros hijos, sobrinos, nietos, hermanos, amigos, en el ocio y la pérdida de tiempo. Un abrazo, nos vemos en el club.
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